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La cultura francesa está íntimamente relacionada con el desarrollo cultural del mundo occidental, en particular en las áreas de las artes y de las letras. París ha sido considerada durante mucho tiempo como el origen de la cultura francesa. Durante la edad media, Francia fue un destacado foco cultural en Europa; después, la riqueza de la monarquía francesa en los siglos XVI, XVII y XVIII subvencionó el arte a una escala comparable con la del Papado, lo que atrajo a París a la mayoría de los talentos artísticos de Europa. El aumento de la riqueza también permitió el crecimiento de una clase acomodada, que tenía tiempo y medios para practicar la elegancia en el vestir, en el comportamiento social, en la arquitectura y en el diseño, desarrollando unos estilos y unas formas sociales que todavía perduran en la cultura occidental. En el siglo XX, el cine francés asumió una posición importante en el mundo, particularmente en la década de 1960 con el grupo de directores cinematográficos de la nouvelle vague (‘nueva ola’).

Los recintos culturales franceses son lugares donde el arte y la cultura adquieren vida: asiste a un festival, acude a una exposición, ve tras las huellas de personajes célebres.



 

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